jueves, 29 de diciembre de 2011

Notas sobre algunos personajes de La región más transparente de Carlos Fuentes



Enrique G. Gallegos

La entrada a La región más transparente no es fácil de digerir. Y aunque el inicial “Me llamo Ixca Cienfuegos...” se pega a la memoria de manera memorable, el uso de los intertextos dificulta la lectura (a manera de entresueños, monólogos, recuperación de historias pasadas). Pero conforme se avanza y aquellos retroceden, surgen los personajes en su propia complejidad. Ya no es una personalidad apuntalada en la técnica narrativa, sino en el avance de una prosa, por momento barroca, por momentos ubicua, por momentos descriptiva.

Tres personajes son los que atrapan de inmediato al lector. Ixca Cienfuegos, hombre que siempre proyecta una enorme sombra, entre siniestra y predictiva. Es moreno y corpulento, hecho de la dureza del barro negro. Enigmático hasta el punto que si bien inicia y termina la novela, uno no logra saber a ciencia cierta quién es. Ni los propios personajes de la misma novela logran descifrarlo. Tengo la impresión que es de esos personajes cuya trama hace que adquieran vida propia, casi independiente de la novela y de la autoría del escritor. Como si los viéramos salir de la novela para encarnar en los misterios que la propia vida alberga. ¿Quién es Cienfuegos? No sé: un espasmo, un augurio, una promesa, una proyección, el temor divino e infernal. Todos somos Cienfuegos. Cienfuegos es nosotros.

Después aparece Norma Larragoiti, una mujer hermosa y cuya inicial caracterización es plana. Encarna la frivolidad, el espasmo del momento, la pura lucha por lucir en la brillantez de la noche. Pero conforme avanza la novela, adquiere mayor densidad. Sigue siendo una mujer frívola, pero ahora se complejiza. Desdeñosa, voluble, por momentos cruel, caprichosa, cadenciosa, convenenciera. Pero hay algo en ella que nos atrae. Es memorable la escena en la playa donde casi se ahoga con Cienfuegos. Esa escena y otras similares, me hacen recordar la técnica ensayística de la fenomenología. Es la pura descripción fenoménica del suceso. Una especie de deleite en el roce de las formas del fenómeno tal y como acontece.

El tercer personaje que me parece atractivo, aunque en menor intensidad, es Federico Robles. Aunque a decir verdad, me parece un típico personaje de la novela mexicana que recupera, de una forma u otra, al político mexicano de mediados de siglo XX. De alguna manera, Robles es el mismo personaje que aparecerá en La Muerte de Artemio Cruz. Si uno ya leyó cualquiera de ambas novelas, no se puede dejar de tener la impresión de déjà vu.

La región más transparente es una novela ambiciosa porque intenta captar la historia mexicana en su propia gestación: la Revolución, las clases sociales, los traumas históricos, las pugnas del poder, los ricos venidos a menos, el ascenso de la nueva clase de los abogados con Miguel Alemán, la frivolidad de los nuevos ricos y de los nuevos pobres, la corrupción, el repoblamiento de la Ciudad de México. En este sentido, me parece un fracaso narrativo. No logra crear un cosmos social, cultural e histórico cadencioso y armónico. Termina por ser confuso y abigarrado el cuadro general (de aquí, supongo, la guía de lectura que acompaña a la novela). La machacona insistencia por preguntarse por lo mexicano fue un tema de mediados del siglo XX y hoy no pasa de ser un dato del pasado. Esas y otras páginas ya han envejecido demasiado. Al sociólogo o al politólogo quizás le interesen...

La grandeza de La región más transparente hay que buscarla por otro lado: en sus personajes y las tramas que éstos tejen. Porque Ixca Cienfuegos quedará en mi memoria como eso que no he podido ser: lo otro —mi demonio (el demon, como decían los antiguos), las zonas inciertas, oscuras, siniestras, que me (nos) habitan. Ixca Cienfuegos es ya parte del verdadero México, ese que todo mortal presiente al subir a la Pirámide del Sol y desea lanzarse de cabeza, pero no se atreve. Las grandes novelas, como las grandes hazañas, son gestas de héroes y antihéroes. Como Pedro Páramo de Rulfo, Cemí de Lezama Lima, Bloom de Joyce, Cienfuegos es nuestro antihéroe.

jueves, 20 de octubre de 2011

Notas sobre Sergio Fong y la literatura contaminada*



Enrique G. Gallegos

1. Particularmente desde el siglo XIX se ha venido imponiendo una concepción de la literatura que privilegia el goce individualista y la técnica sobre el sentido y el significado de la literatura. Son concepciones que se comenzaron a cribar en la Francia del simbolismo, pero que uno puede atisban en la temprana modernidad de la mano de Góngora y sus esfuerzos por resemantizar el lenguaje. Ciertamente durante el siglo XX existieron esfuerzos por volver a “socializar” la literatura, pero lo que ha prevalecido es un tipo de literatura que suele sentirse cómoda en el pasillo del palacio del poder político. Por supuesto que con lo anterior no estoy insinuando una especie de reversa estética, de forma que volviéramos al romanticismo plañidero o reviviéramos los esfuerzos ideologizantes de la literatura comunista.

2. Lo que quiero plantear es algo más básico: la literatura, el arte y la poesía son un campo agonal. Campo agonal sobre visiones del mundo, de la sociedad, la cultura y de la función que el arte debe desempeñar en la propia sociedad. Es evidente que en nuestros días la versión dominante de la literatura acoge con naturalidad que ésta sea una especie de campo incontaminado y que, por ende, el poeta deba dedicarse a la autocomplacencia de la vida privada. El poeta tiene razón cuando exige cuidar la forma y el lenguaje; pero lo que resulta dudoso es el freno social y político. Un adjetivo que excede su función molesta tanto como el servilismo político de un escritor. Ciertamente estas visiones “puristas” de la literatura no son un gesto aislado en México. Son poderosas corrientes de pensamiento que se coagulan en torno a diversas dimensiones de la praxis cultural y social. Por supuesto que la brutalidad del poder no suele ser tan franco en sus desplazamiento; más bien se desliza a nivel micro, tenue e imperceptible. Sólo los sistemas totalitarios han hecho de la brutalidad un modus operandi. No es gratuito que en México tengan buena acogida la pureza del derecho y la pureza de la poesía. El Estado no le interesan ni abogados críticos ni poetas impertinentes. El derecho puro apuntala las instituciones; la poesía pura, el espíritu. Ambos, derecho y poesía incontaminados, neutralizan la inconformidad.

3. Por ello, me parece que el libro de Sergio Fong resulta propicio para volver a situar en el espacio agonal una literatura que quiero denominarla como contaminada en oposición a la literatura pura. Una literatura que Sergio Fong escribe y, habría que subrayar esto, práctica. Porque, en efecto, pocos escritores vivos del México contemporáneo encarnan con tanta consistencia la imagen del escritor comprometido, combativo y resueltamente callejero. Sergio Fong —el “Tecla” (para los amigos), San Lalo Blues—durante más de 25 años se ha convertido en una especie de bastión de la congruencia moral y estética. Muchos adjetivos y sustantivos se han utilizado para describir el tipo de cultura que promueven escritores como Sergio Fong: contracultural, alternativo, diverso, underground, subterráneo, proleta, reciclado, anticultural, retro, maldito, emergente, callejero, sucio…, pero los hilos que tejen todas estas denominaciones es la vocación por disolver las pretensiones homogeneizantes de una cultura dominante y, por momento, oficialista. Pero reduciríamos las propuestas “alternativas” de la cultura si sólo hiciéramos énfasis en lo “contra”, pues la contracultura es también cultura y, en ese sentido, creación, fecundación artística y rotación de los engranajes de la memoria, la imaginación, lo inesperado y el desparpajo.

4. Hoy, que el concepto de contracultura parece haber caído en descrédito y que siniestros personajes vinculados a grupos de poder han banalizado su vitalidad, es un momento pertinente para restituirle su verdadero significado y valorar la trayectoria de este escritor y promotor cultural. Y su trayectoria debería de hablar por sí misma: en los años ochenta en pleno régimen autoritario mexicano, fue cofundador de uno de los movimientos juveniles más rebeldes, iconoclastas y combativos de que se tenga memoria en Guadalajara: el BUSH, que, entre otras cosas, organizaban las legendarias tocadas en el Foro Callejero: Jim Morrison; fue coeditor de la mítica colección de plaquetas Alimaña Drunk en la década de los noventa y de la que surgieron poetas de la talla de Adriana leal, Lalo Quimixto y Pedro Goché; fue cofundador del Tianguis Cultural, espacio ya imprescindible en la ciudad para la contracultura y lo alternativo; es, junto con Gabriela Juárez, promotor de la también imprescindible OTRAFIL; y desde 2009, al lado de Lorena Baker y Fernando Zaragoza, es parte del movimiento cartonero latinoamericano con la editorial La rueda cartonera, que de forma ingeniosa y crítica editan libros bajo los conceptos de la cultura del reciclaje y la reutilización de deshechos materiales; además de editor de revistas y otras infinitas actividades culturales y sociales que ha realizado.

Colofón. Sólo siendo ingenuos podemos aceptar que la cultura es el espacio de la incontaminación y la complacencia. La literatura es un espacio agonal y el hecho de que hoy en día prevalezca una de sus expresiones sólo significa que en las catacumbas algo se gesta, pues ¿qué significa el movimiento cartonero en Latinoamérica?, ¿qué significa la emergencia de contraferias del libro en México (OtraFIl) y Argentina (FLIA) y los movimientos que deliberadamente asumen la cultura como agitación (Poesía Urbana)?

*Texto leído en la presentación del libro de Sergio Fong, Un chango llamado Hemingway, Ediciones El Viaje, 2011. Malasangre, 21 de octubre 2011

lunes, 17 de octubre de 2011

Sergio Fong, el “Tecla”, San Lalo Blues: 25 años de hacer cultura desde la calle (Presentación del libro: Un chango llamado Hemingway, Ediciones el vi




DOS VIERNES DE CULTURA ALTERNATIVA: 21 Y 28 DE OCTUBRE 2011

El libro que se presenta en Malasangre tiene una doble función: mostrar la faceta creativa de Sergio Fong, pero también celebrar sus más de 25 año de hacer cultura callejera. De aquí el amplio programa que se pre ...senta y en el que participan escritores, poetas, pintores, músicos, promotores culturales y activistas sociales, quienes han acompañado —en distinto momento y por diversos motivos— su trayectoria.

VIERNES 21 DE OCTUBRE DE 20111

1. Exposición: “Recuento de los daños” (obra plástica, fotografía, revistas y libros relativos a la contracultura y la participación de Sergio Fong):



Exposición de fotografía
Exposición de retratos
Exposición de libros y revistas editados
Pintas sobre muro (Chava Rodríguez)
Carteles y otras ondas

Hora: 19: 00 a 20: 00 hrs.

(Exposición abierta al público del 21 de octubre al 26 de noviembre)

Música: Chalio

Hora: 20: 00 a 21:00 hrs.2.

2. Presentación del libro: Un chango llamado Hemingway de SergioFong, Ediciones El Viaje, 2011:



Enrique G. Gallegos
Alicia Lozano
Sergio Fong
Eugenio Partida
Hora: 21: 00 a 22:00 hrs.3.

3. Video cuento: Proyección del videocuento “Semana santa” (de Sergio Fong) y segmentos del documental “La ciudad está callada…”

Hora: 22: 00 a 22: 30 hrs.

Música: Gerardo Enciso

VIERNES 28 DE OCTUBRE DE 2011

(... continúa exposición Recuento de los daños: 25 años de hacercultura desde la calle)

Hora: 19: 00 a 20: 30 hrs.4.

4. Revisteros y editores compañeros del viaje (mesa de charla):



Raúl Bañuelos
Pepe Becerra
Sergio Fong
Raúl Ramírez
Gabriela Juárez
Enrique Bautista
Hora: 20:30 a 21:30 hrs.

Música: Iván Antillón

Hora: 21.30 a 22:00 hrs.5.

5. Poetas y narradores compañeros del viaje (lectura):



Adriana Leal
Alejandro Zapa
Ataúd Martinolli
José Covarrubias
Anguila
Juanarco
José Guadalupe “ Lupillo Ramírez”
Hora: 22:00 a 23:00 hrs

Música: Kristos Lezama

Lugar e informes
Malasangre. Poéticas en escenario
8 de julio 330, Guanatos
Tel. 36142803

jueves, 18 de agosto de 2011

Poesía raspa



Irreverentes, descentrados, maldititos, borrachos, mariguanos, sodomitas, lúdicos, insolventes, insolentes, lumpen, intratables, iracundos, fracasados y más linduras. Poesía y poesía no, recontra poesía, reputa poesía, pero por qué poesía, pero por qué no poesía; porque poesía sí; no no no, no poesía, sí, sí, sí; poesía que qué, pa dónde y cómo y desde cuándo, qué qué qué a poco poesía. Qué sí. Ah, no poesía. No. No poesía. Qué no, qué sí, qué importa. Al diablo.

Pedro Goche
Mariano Espinal
Renata Armas
Erick A. Nolazco
Ataúd Martinolli
Carlos Chávez
Adriana Leal
Mario Z. Puglisi
Alejandro Zapa
Gustavo García
Paty Mata
Marco Antonio Gabriel
Gustavo Hernández Pato
Jorge Ramírez

Viernes 19 de agosto 2011 a partir de las 20 horas
Malasangre. Poéticas en escenario
8 de julio no. 330 entre Libertad y Miguel Blanco
Guanatos

viernes, 8 de abril de 2011

Sobre Malasangre en su 2° Aniversario


La poesía es ante todo un fenómeno social. Esta obviedad no es tal cuando se intenta recuperar su configuración precisa, el zigzagueo de sus formas, los alaridos de su garganta. El poeta, quiéralo o no, sépalo o no, rezuma, a su manera, los alientos sociales, los humores de la noche, las penurias urbanas y las palabras clandestinas. Estos desplazamientos acontecen en el impreso, pero también son escenificados en espacios como Malasangre. De aquí la importancia de preservar estos espacios. Hoy, Malasangre, en su segundo aniversario, es la otra casa de muchos poetas y artistas. Para no perder, para no volver a contar el cuento “Había una vez...”, es fundamental que Malasangre obtenga su permiso como centro cultural. Los espacios como Malasangre, gestados con tanto espontaneidad, independencia, autogestión y coraje, suelen vivir en lo precario y la cotidiana incertidumbre. El temor de la clausura por parte del ayuntamiento de Guadalajara ronda el ambiente. El terrible ojo del Polifemo tapatío observa con hambre. Por ello, quizás habría que dejar de ser indiferentes y, al menos, movilizarse en las redes sociales. Las cosas no sólo mueren por la insensibilidad de la burocracia, sino también por la indolencia social. Exigir. No callar.