(Es un libro en la tradición de los poemas extensos, contrapunteado por el verso corto. Un único poema dividido en cinco partes [cinco épocas] y 22 fragmentos. Aquí se puede adquirir: Ediciones Amarillo)
Contenido del libro:
Pie de página
Uno
Umbrales
[Como incierta cuota de materia]
[En la imagen del cosmos]
[La identidad del mundo]
Dos
Ligaduras
[El cuerpo apremia]
[Oculto el código]
[En el centro de lo sombrío]
Tres
Rebrotes
[Vuelta a las diestras manos]
[Vuelta]
[Tiempo cercenado]
[Adentro]
Cuatro
Fragmentaciones
[Arrendados cuerpos]
[El pensamiento franquea]
[La imagen sabe]
[Pensamiento]
[En cuerpo distendido]
[El instante]
[La tarde abre]
[Rostros saturan la ciudad]
[El anciano presagia historias]
[La palabra discurre]
[Sitiado por infames dudas]
Epílogo
[Imposible es el infinito]
Muestro un fragmento, p. 29:
El cuerpo apremia,
es figura real,
en la solidez de la piedra
el golpe de mazo,
los residuos
insinuados apenas,
los fluidos
carcomiendo;
el glande es un avispero.
presencia no del cráneo
y la masa gris vigilante,
el enigma que muestra algo
más,
detrás del hueso,
en la concavidad de la mano,
en las uñas para aferrarse
una invisible fortaleza observa;
el tiempo inmóvil,
ayer, incierto ayer,
la vida es oscura,
y el amarillo, engaño,
el verde, tentador;
peligro peligro,
el gris acecha
a los monjes carcomidos
por tentaciones:
abismo a «dos pasos»,
cielo a «dos pasos»,
cerquita;
el escindido cuerpo,
venerado
y repudiado;
la mano que acaricia,
la mano condena
—las reliquias:
aquí el ojo ensangrentado,
pelo electrizado por temores
y el hueso triturado
por las obstinaciones;
r e l
i q u i a s
el milagro existe:
en el mal de ojo,
en el cacarizo rostro,
fuego que no incendia
agua que no anega:
insubordinación a leyes naturales,
¡el milagro
existe!
la sentida presencia
en la trascendencia del cuerpo;
aquí el abismo de la carne,
más allá la luz,
lo intemporal
de las reliquias:
la canica del ojo rodando,
el meñique congelado,
la piel arrugada por el temor
y los ojos dilatados al infinito:
la desmesura
de las reliquias
y su perseverante certeza.
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